miércoles, 18 de enero de 2017

SOFISMAS PSEUDO-RELIGIOSOS QUE LE SIRVEN A LA TIRANÍA DE MACRI- RESPUESTAS







Por Emilio Guillermo Nazar

Con motivo de un intercambio de ideas con el Propietario de “La Botella al Mar”, el Dr. Cosme Beccar Varela, pueden quedar comentarios no esclarecidos, observaciones no aclaradas y una nubosidad intelectual que impida vislumbrar adecuadamente el pensamiento que he tratado de reflejar. Por tal motivo, procedo a transcribir en primer lugar mis comentarios iniciales efectuados al Dr. Beccar Varela, para luego transcribir su respuesta y detallar la contestación final a interpretaciones que desvían mis dichos analógicamente con el fútbol, hacia el corner (o tiro de esquina como actualmente le denominan en castellano).
No sé qué número de botella será la replicada al final, dado que deberíamos agregar la número 5452 bis en virtud de que la contestación final no ha sido difundida por el referido medio, réplica que de antemano adelanto resulta extensa y farragosa hasta que se entiende lo que pueda entenderse de la misma en la sección más comprensible.
Paso a efectuar las transcripciones:


Buenos Aires, 11 de Enero del año 2017 - 5452

http://www.labotellaalmar.com/vercorreo_lector.php?id=5452

Respuesta del. Sr. Nazar a mi carta de ayer, y contestación

11/1/2017

Sr. Cosme Beccar Varela

Nro.5451, de "Correo del Lector"

Gracias por sus consideraciones, por sus coincidencias y disidencias. Y paso a comentar las disidencias:
Es cierto que el pasado determina humanamente el presente (pero no teológicamente, porque Dios es el Providente). Y precisamente porque Dios es el dueño de la Historia, por su Gracia la persona puede cambiar. De lo contrario no tendríamos a casos como San Pablo, o a San Agustín.

No soy un "golpista", y por eso espero que a quien le toca gobernar lo haga del mejor modo, que haga un buen gobierno. Porque quien gobierna recibe su poder de Dios, y de allí su responsabilidad. Respetamos la Autoridad por lo que tiene de ejercicio de un poder otorgado por Dios mismo, y así se lo dijo Jesús a Poncio Pilato. Somos súbditos del gobernante, y por eso pedimos lógicamente que gobierne bien.

Pero a la vez, primero somos súbditos de Jesús, a quien nos debemos y de quien depende nuestra salvación. Por eso, mi Esperanza sobrenatural no puede estar centrada en el ámbito natural, para nada, y nada más alejado que eso. Y si este punto no se entiende, difícilmente seré comprendido.

El más ateo tiene hasta el último aliento de su vida para convertirse. Lamentablemente, muchos creen tener suficiente tiempo para vivir esta vida como calaveras y ganar el Reino de los Cielos en el último instante... lo cual es altamente peligroso, incierto y además produce una gran infelicidad en esta vida.

Todo gobernante tiene poder otorgado por Dios, ya sea como premio, como prueba o como castigo a la sociedad. Macri cree que él es la "crème de la crème"... aunque si se viera en el espejo vería "lait aigre".

¿Por qué habría de "convertirse"? Pues por Gracia de Dios. Así lo dice el Catecismo de San Pío X a la pregunta "¿Por qué soy católico?

¿Considera Usted buenos patriotas a los apoltronados ilusos que esperan que "otros" cumplan con los deberes propios? Pero rezar por la conversión de los gobernantes no es repantingarse. Además de rezar, que no descarto que Usted lo da por supuesto, afirma que "deben actuar". Y ahí está el problema en una sociedad abúlica y desorientada. Los abúlicos carecen de carácter aunque saben hacia dónde deben dirigir sus acciones; y los desorientados no pueden optar correctamente precisamente porque han perdido su Norte.

Acerca de "crear una alternativa política auténtica", considero una falla en los términos, a no ser que sean utilizados de modo meramente analógico o poético. La política auténtica, que es alternativa a todo sistema corrupto, ya la ha estructurado Santo Tomás al "bautizar" los textos aristotélicos y elaborar su ideal de gobierno mixto de las tres formas puras de gobierno. Ahora bien, "crear" sería dar existencia a algo absolutamente inexistente, y ello no se aplica a algo que ya ha sido creado. Por eso, creo que el problema no es de ideas en sí, aunque ellas influyen, sino de personas.

No sé si he sido claro, o poco claro. No sé si he apontocado o dejado de apontocar mi anterior misiva. No sé si he distinguido la clara de la yema, o si las he separado, si lo blanco se ve claramente, y lo amarillo se percibe amarillamente. Pero reitero mi punto de vista acerca de que lo que requerimos es una fuerza moral que esté por sobre el poder formal, ya que es esta la única forma de corregir errores gubernamentales sin producir males mayores... siempre que los gobernantes que cometen errores tengan la suficiente humildad para hacer su examen de conciencia y reconozcan los yerros. De lo contrario... ¿cuál sería el "mal menor"? (y mejor no lo digo, porque me calificarían de "destituyente").

Cordiales saludos, y felicidades en estos días del tiempo de Navidad

Emilio Guillermo Nazar

CONTESTACIÓN

11/1/2017

Estimado Sr. Nazar:

Le agradezco su carta de hoy. Creo que se equivoca en la aplicación de los principios verdaderos que menciona. Es cierto que cualquier persona, por malvada que sea, puede convertirse si acepta la gracia que Dios le dé para eso. Pero se olvida que Dios no siempre da las gracias extraordinarios que un gran delincuente necesita para convertirse. Y también se olvida que, aunque se las dé, el delincuente puede rechazarlas.

Ahora bien en asuntos políticos, que afectan a toda una nación, los que deben actuar para el bien común (o sea, Ud. y yo) no pueden guiarse por esa especie de posibilidades totalmente aleatorias y menos cuando "ut in pluribus", en la casi totalidad de los casos que registra la Historia, los tiranos ateos (¡y Macri cumple de sobra con la definición de tirano ateo!) no se convierten sino que hacen todo el daño que pueden para favorecer sus torpes ambiciones, con total desprecio de la Justicia. Luego, no es razonable ni serio decidir cuál será nuestra actuación y determinar cuál será nuestra opinión política en base a una hipótesis más que remota. Debemos combatir al tirano por todos los medios legítimos a nuestroa alcance. Y no hay duda que opinar en este periódico, ya sea como artículo de fondo o como carta del lector, es algo que está perfectamente a nuestro alcance (por ahora). Opinando como Ud. lo hace, implica colaborar con la tiranía.

Dice que "todo gobernante tiene poder otorgado por Dios, ya sea como premio, como prueba o como castigo a la sociedad." De eso no se deduce que todos los gobernantes deben ser igualmente acatados y apoyados. Los que son malos, deben ser combatidos, como digo más arriba. Ellos responderán ante el Tribunal divino por el abuso que hagan de su poder que Dios no les da nominativamente sino en cuanto ocupan el cargo y es a ese cargo, no a la persona, al que Dios se lo da por ley de la naturaleza creada. 

Pero las víctimas de un poder inicuo pecarían contra el amor de Dios, de la Patria y del prójimo si no lo combatieran con todas sus fuerzas, de palabra y de obra. Lo que le dijo Nuestro Señor a Pilatos no fue para reconocer su derecho a condenarlo, sino para que fuera consciente de que estaba violando la más elemental de las reglas de su poder, que es la de no condenar a un inocente. No corresponde deducir de ahí que la "sentencia" de Pilatos fue legítima porque “su poder venía de Dios”: fue una atroz injusticia, nula de nulidad absoluta, un abuso de poder, un acto de cobardía despreciable y un rechazo de su autoridad para convertirla en una mera violencia que, desde luego, no "viene de Dios".

Cuando dije que Macri no es la única alternativa para un "buen patriota", porque existe la posibilidad de emplear sus esfuerzos para "crear una alternativa política auténtica", es obvio que no quise decir que hay que inventar una nueva forma de gobierno, sino crear el instrumento político para que los buenos lleguen al poder y gobiernen según la Justicia.  Su elucubración sobre Aristóteles y Santo Tomás es el error lógico que se llama "ignoratio elenchi", o sea, salirse del tema. 

Por supuesto que todo esto, como dije, depende de que los argentinos, al menos una minoría importante, vuelvan a la Fe. Y por supuesto, siempre hay que rezar, porque sin la oración que nos atrae la gracia de Dios, nada se puede hacer.  Pero sólo rezar es vocación contemplativa que no tiene con la política sino una relación indirecta. Y los "buenos patriotas", que viven en este mundo, no cumplen con su deber si sólo rezan "por la conversión de los gobernantes". Eso es, ciertamente, "repantingarse" para no hacer nada. No es ni siquiera seguir una vocación contemplativa que, obviamente, no tienen.

Le retribuyo su saludo en este tiempo de Navidad, que no deja de estar teñido con el luto de un Viernes Santo...

Cosme Beccar Varela  


REPLICA FINAL NO PUBLICADA POR EL DR. COSME BECCAR VARELA EN SU MEDIO

Estimado Dr. Beccar Varela:
Escribo en respuesta a su contestación, sin pretender generar controversia,  sino buscando una réplica efectiva a la impugnación de objeciones, que más son razonamientos lógicos antes que contradicciones negadas, a cuyos efectos procedo a desarrollar una crítica concreta y razonada, en la medida de mis posibilidades, y a la medida de mis posibilidades, si eso fuera posible, claro está. Supongo que he sido claro en esto, y por eso procedo a continuar con el devaneo (*) intelectual ut infra detallado.
Trataré de que no sea un tratado, y aunque eso trate, no creo lograr el intento. Lamento mi propio estilo, que lejos de ser académico sólo trata de serlo. Lo extenso no desmerece lo desprolijo, de modo que procedo a dar el puntapié inicial de la teoría, que más que eso no puede ser elaborado en un escrito de semejante tenor. Por ello, pido lea con detenimiento y si no le agradan simplemente tache los giros y divagues. Así de simple. Según este procedimiento, sólo quedará la Episteme de lo que he aprendido, y podrá distinguirla de la Doxa expresada en su justo lugar. De eso se trata.
Agradezco sus conceptos, por otra parte, los cuales me permiten ahondar en la Teología Política de la cual carecen las Universidades en general, y menos aún las Universidades que pretenden ser llamadas Católicas o hasta Pontificias. Efectivamente, todos los libros de pretensos autores católicos en materia de Ciencia Política renguean en puntos teológicos fundamentales.
Y para nada pretendo pontificar o dejar de pontificar pretendiendo gozar de la infalibilidad papal como si fuese Magisterio Ordinario en materia moral. Soy limitado, y sólo sé dos cosas de Sócrates, la primera de su humildad al preguntar desde sus conocimientos para conocer lo que antes era desconocido mediante el diálogo, y la segunda cómo fue que el Padre Adoptivo de la Filiiosofía (**) adelgazó, de lo cual sólo sé que no cenaba (perdón por el chascarrillo).
Por lo dicho, es posible que me pueda equivocar en la aplicación de los principios verdaderos que he mencionado. Usted al utilizar la palabra “creo”, entiendo que expresa una opinión y no un juicio directo. Tema este que luego al ser reiterado en su réplica, nuevamente podré abordar en momento oportuno, ya que cada párrafo de lo que voy escribiendo es un desmenuzamiento intelectual de su escrito, más allá de no estar numerado correlativamente para su adecuada identificación.
Entiendo que coincidimos en que cualquier persona, por malvada que sea, puede convertirse si acepta la gracia que Dios le otorga, y que Dios no siempre da gracias extraordinarias, y aunque las brinde cada persona (“delincuente” o no), puede rechazarla. Porque en sí, no sólo puede ser rechazada una Gracia para cometer el mal, sino que puede ser rechazada para una actividad alternativa que no necesariamente es un daño, sino que puede ser una omisión por la cual sin incurrir en acto “delictivo” alguno implique un rechazo de la Gracia. Y para eso está la Parábola de los Talentos, en la cual hubo uno que no los hizo fructificar y fue calificado de malo no por una acción sino por una omisión, y su Talento además no fue distribuido “comunistamente” en forma igual entre los demás, ni en forma proporcional entre todo el resto, sino que directamente le fue quitado y fue entregado al que más había fructificado. Detalles como para pensar en esta Parábola y el modo en que Dios distribuye su Gracia Extraordinaria.
Así, Dios envía a cada persona a un puesto, a un lugar concreto en un momento histórico concreto. A un “puesto en la lucha” cotidiana para la vida en la Virtud, en lo cual indefectiblemente todos flaqueamos y para lo cual tenemos el Sacramento de la Confesión. Pero “en asuntos políticos, que afectan a toda una nación, los que deben actuar para el Bien Común” son los gobernantes. He aquí una palmaria diferencia entre lo que Usted considera y lo que comprendo de lo que ha expresado. Claro que el Bien Común puede ser entendido en un sentido amplio, que una persona que tiene su familia y trabaja y vive como buen vecino colabora con el Bien Común, pero no es él como súbdito el encargado de procurar el Bien Común de una Nación. Para procurar el Bien Común de una Nación se debe tener jurisdicción y competencia en toda esa Nación, y tal es la función propia del gobernante, la cual posee en forma exclusiva y excluyente (aunque se diga “democrático”, en los hechos y la realidad práctica en el ejercicio del poder, esa “democracia” resulta inexistente, o más bien resulta en la textual descripción aristotélica enfrentada a la Politeia).

De modo que “Usted o yo” no somos los responsables del Bien Común de una Nación, sino que somos súbditos. Al menos en la actualidad. Y ello siempre que entre el “Usted” y el “yo” no esté incluida una autoridad nacional. Que el gobernante sea bueno o no, hace a la función y a la responsabilidad del gobernante, y el hecho de que se convierta sinceramente por Gracia de Dios, o rechace la conversión (teológicamente hablando) hace a la felicidad y salud del alma del Gobernante en primer lugar; y en segundo lugar tiene como consecuencia un principio de ejemplaridad como instrumento de la Gracia o del castigo de Dios hacia la población que tiene encomendada.

Que muchos tiranos ateos no se hayan convertido y hayan hecho todo el daño que se encuentra en sus potencialidades para favorecer sus torpes ambiciones (incluso éstas pueden ser demoníacas o infernales, no pueden ser descartadas tampoco), no habilitan a concluir que no están ejerciendo el poder, o que no ocupan el cargo de gobernante. Será de mal gobernante, pero de gobernante al fin. Y esto se debe a que la naturaleza del cargo no cambia; y a que la legitimidad en el cargo o no, o la procuración del Bien Común o no en el ejercicio del cargo requiere como presupuesto, precisamente, la ocupación del cargo. Es decir, para ser más claro: se ejerce el cargo, y desde el presupuesto de ese ejercicio se califica su ejercicio dentro de las formas puras o impuras de gobierno. Pero de ninguna manera, hoy por hoy, puedo aceptar que Usted me atribuya, o que Usted mismo se atribuya, el ser responsable de actuar para el Bien Común en lo que afecta a toda una Nación, ya que tal afirmación involucra un ejercicio de actos de gobierno de lo cual Usted y yo carecemos. ¿Quién debe procurar el Bien Común? El gobernante. ¿Lo hace bien o mal? Eso es otro tema.

Por otra parte, las acciones humanas no pueden ser decididas o determinadas en el ámbito de una opinión (doxa) política propia, o que tales decisiones puedan basarse en una posibilidad o hipótesis más que remota de la conversión de un mal gobernante, sea quien fuere (los que se fueron, los que están, los que vendrán, y los que eventualmente podrían estar efectivamente o no). Que algún día un mal gobernante pudiera convertirse y ser el mejor, no escapa a las posibilidades de la Gracia de Dios, pero ello no es el motivo determinante de acciones, más que de rezar por la conversión de los gobernantes, rezar por que efectivamente procuren el Bien Común en el sentido clásico de lo que referimos. Rezar por la conversión o por el buen desempeño de los gobernantes, no es “hipotecar a futuro” el presente aguardando una incierta posibilidad desde el punto de vista humano. Rezar en sí es una acción teológica, no política, aunque pueda abarcar la política porque en todo sentido la supera. Por eso resulta lamentable que sacerdotes e incluso Obispos abandonen su cargo espiritual para dedicarse a la “promoción social” o a ser candidatos a puestos públicos, denigrando su propia condición, que es metapolítica, metahumana, porque es Sobrenatural. Y ello se debe al pelagianismo y semipelagianismo imperante: pretenden que la Gracia y lo Sobrenatural presupone la existencia del Orden Natural, cuando es precisamente lo contrario. Así es: es el Amor de Dios, es la Gracia de Dios la que ha creado el Universo y al hombre, es lo Sobrenatural lo que ha dado origen al Orden Natural, y por ello es más importante por mera evidencia y notoriedad el Orden Sobrenatural que el Orden Natural, es más importante salvar el alma de la persona que vivir diez minutos más en este mundo. El error en este diagnóstico, induce a un error práctico… el error teológico involucra un error no sólo político, sino también moral.

En base a lo dicho, el católico se mueve en el orden de la Gracia, o al menos busca moverse en ese sentido, y esto es independiente de las oleadas o marejadas y tormentas o huracanes del mundo político. Vale para esto el episodio de Jesús en la barca con los Apóstoles en medio de la tormenta. Serenidad y felicidad aun en los peores momentos de este mundo, es la enseñanza de los mártires ¿Cuál es el temor, a qué se teme? ¿A las olas y el viento?

Es cierto también que no toda persona tiene vocación al martirio, y que es justa la legítima defensa, la cual en el orden social puede traducirse en el Derecho de Resistencia a la Opresión. Y entiendo que a esta última opción pretende aludir cuando Usted afirma que “debemos combatir al tirano por todos los medios legítimos a nuestro alcance”. Más allá de un potencial ribete semipelagiano, en el cual la acción del hombre resultaría ser causa eficiente en el combate o derrocamiento de quien ejerce el poder, y no causa instrumental de la acción de Dios que es fuente y sostén del Poder en sí mismo porque es Dios el Omnipotente y la Autoridad, buscaré entender de modo acorde a la ortodoxia católica su manifestación (es decir, excluyendo todo tipo de interpretación pelagiana o semipelagiana, la cual entiendo que lamentablemente se filtra en todos los católicos de Rito Latino contagiando incluso a los que pertenecemos a Ritos Orientales, fruto ello del aristotelismo asumido independientemente del Bautismo intelectual efectuado al Filósofo por uno que lo superaba en todas las dimensiones naturales y sobrenaturales, el Teólogo Santo Tomás de Aquino, y ello sin desmerecer al gran batallador contra el pelagianismo y el semipelagianismo que fue San Agustín de Hipona Bautizando al platonismo). Pero claro, no faltará el descerebrado que dirá: eso no es ni moral, ni política, eso es Teología. Y precisamente, ese es el ámbito en el cual se debe desenvolver el católico, no rebajándose a la mera animalidad racional del Orden Natural, sino conservando su propia dignidad de hijo de Dios, no rebajándose a la igualdad con la libertad y la fraternidad inmanentistas sino conservando la igual dignidad como hijos de Dios, la libertad en la Verdad que es Jesucristo, y la fraternidad en Cristo como nuestro hermano, en todo lo cual hay una “diferencia de planos”, de planos que no son precisamente de arquitectura humana gnóstica, sino de vida en la dimensión de la Gracia de Dios.

De modo que la Legítima Defensa y la Resistencia a la Opresión tienen sus puntillosos requisitos, no simples de reunir, siendo ellos además obra de la Providencia de Dios, en los cuales la persona, reitero, actúa como instrumento y causa segunda de la Epifanía de Dios.

Pero ingresamos así de lleno, debido a sus propias expresiones, en el análisis de la Doxa. Lo peor, no es rezar y tener Esperanza en que obre la Gracia de Dios de modo efectivo en el gobernante. Lo peor, es “decidir cuál será nuestra actuación” en base a “nuestra opinión política”. Porque Usted luego afirma “que opinar” en su medio “es algo que está perfectamente a nuestro alcance (por ahora)” y que “opinando” como lo hago yo “implica colaborar con la tiranía.

Dado lo expresado en el párrafo precedente, debemos ponernos de acuerdo en los términos. Porque Usted todo lo centra en la opinión. Y precisamente, OPINA EL QUE NO SABE O SOBRE MATERIA INDIFERENTE. Si sus expresiones son una opinión, y si considera mis dichos como una opinión, es porque entiende que ninguno de los dos sabemos de qué estamos hablando, o que estamos hablando sobre cosas que pueden ser así o no. De modo que no es esta la vía adecuada para dirimir lo que no puede ser dirimido debido a la naturaleza de lo que pretende ser contencioso.

La DOXA es la opinión. Si opina el que no sabe o éste se expresa sobre materia indiferente que puede ser o no ser, en cambio el que sabe y se expresa esclareciendo el Ser es quien posee la EPISTEME, es decir, la ciencia. Y ya Boecio distinguía a la Filosofía de aquello que es un lamentable razonamiento que de Filosofía sólo tiene retazos. De modo que si Usted considera la “opinión pública”, la “opinión publicada”, la “opinión vertida” o la “opinión de los lectores”, ingresará a un terreno pantanoso del cual resultará difícil de salir, puesto que aceptado un primer principio erróneo lo demás serán sus consecuencias. Y en un mundo que no juzga, que ha perdido el juicio por incluso contradecir el sentido común, lo que cuenta es la opinión. Me ha tocado leer asombrado, en un curso que he realizado, en los apuntes que debía estudiar, la siguiente frase: “nada hay que nos confunda tanto como la verdad”. La conclusión, es que debemos buscar otras alternativas…

Por eso, si lo que busca es una elaboración de la Ciencia Política, es una cosa. Si lo que busca es la opinión para una “polémica en el bar”, es otra. Incluso ambas alternativas responden a una elaboración intelectual que no involucran una ejecución práctica. Porque la Política es una ciencia que permite saber, conocer, desarrollar e incluso formular una prognosis de las acciones pero siempre en el orden intelectual; pero la Política también es una práctica, un desarrollo justamente del poder y del gobierno que involucra el ejercicio de la virtud de la Prudencia para el buen gobierno, dato clave del cual carecerá el mal gobierno en su faz práctica. Y reitero que la Prudencia a la cual me refiero, no es específicamente la aristotélica, sino que debemos entender que las tres Virtudes Teologales no se agotan en ellas mismas, sino que ilustran e infunden el resto de las virtudes, para que puedan ser elevadas y vividas en el Orden Sobrenatural de la Gracia. Otra cosa sería rebajar el Orden Sobrenatural al Natural (obviando que éste ha sido creado por Dios mismo y que por ende su presupuesto es Sobrenatural), a lo cual habitualmente denominamos inmanentismo, rechazado mentalmente por todos los intelectuales católicos en la teoría pero contradiciéndolo en la práctica por el mismo motivo antedicho ut supra. Efectivamente, muchos conciben las virtudes cardinales desencajadas o desvinculadas de las Teologales, consideradas conforme el pensamiento aristotélico no Tomista, en lo cual denuncio tal error, y a ello me refiero.

Por ello, siguiendo lo que entiendo que el Filósofo Jordán Bruno Genta predicaba… si “debemos combatir al tirano por todos los medios legítimos a nuestro alcance”, primero debemos descubrir al “tirano” que tenemos cada uno dentro de sí mismo. Ese es nuestro peor “tirano”.

De ninguna manera dije que todos los gobernantes deben ser igualmente acatados y apoyados en absolutamente todo lo que ordenen incluso en los mayores grados de perversidad y daño. No se deduce del principio de que "todo gobernante tiene poder otorgado por Dios, ya sea como premio, como prueba o como castigo a la sociedad" que si el gobernante manda cosas contrarias al Bien Común deban ser éstas acatadas. Pero tampoco se deduce, como Usted pretende, que todo lo que haga o diga un mal gobernante, ya sea bien o mal, deba ser igualmente desacatado. Un mal gobernante puede tener áreas en las que se desempeñe adecuadamente y que tome medidas aptas para procurar el Bien Común, y en otras puede desarrollarse en ámbitos opinables (es decir, que puede tomar una vía u otra siendo ello indiferente, como por ejemplo desarrollar un área en forma directa por el Estado o desarrollarla combinando, supervisando o dirigiendo la iniciativa privada), y en estas áreas la crítica o el “combate” no considero que sean adecuados. Este tipo de acción, criticando idénticamente lo bueno, lo malo y lo opinable, recibe el nombre de crítica con “cálculo político”, es decir, se busca producir un daño para tomar un puesto ajeno, para derribar al contrincante, sin importar que el contrincante caiga por las acciones buenas que pudiera estar desarrollando, o que el motivo puntual de la caída sea tal, de modo que no sería derrocado por lo mal que desarrolla sino justamente por todo lo contrario. Este tema puntual, me fue enseñado en su oportunidad por Omar Vicente Ferrer, un conciudadano platense quien falleciera hace algunos años.

El cálculo político es una disfuncionalidad que considera a los demás como instrumentos para fines propios. De modo que no saldremos del esquema del mal gobierno, si se desarrolla este tipo de actitudes. Pretender que sustituyendo un mal gobernante por un buen gobernante que por otra parte no será acatado porque carece de “piso” y que deberá recurrir a la coerción y la represión para gobernar, entiendo que no resulta la alternativa más adecuada.

Y es que precisamente la mentalidad positivista, fruto del cálculo matemático racionalista desemboca en el estudio de la manipulación de masas, considerando a las personas como mero ganado que absorbe cualquier contenido bueno, malo e incluso antinatural que le sea ofrecido. Lamentablemente, y hoy lo comprobamos, surte sus efectos. Por eso, la ciencia sociológica elaborada en función del marketing del capitalismo liberal de consumo con identidad marxista de revolución cultural, busca la mera manipulación de masas (en una pretensa síntesis de tesis capitalista y antítesis comunista elaborada por la Escuela de Frankfurt).

El cálculo político y en particular la crítica con cálculo político, involucra distinguir para dañar lo bueno, identificar la solución de los problemas para dañarlos, buscar la oposición y la contradicción a la racionalidad y la reflexión e incluso a la Prudencia, y ello a los efectos de obtener algún tipo de rédito, también calculado. Así, además, funciona la actual democracia, el sistema electoral y los medios de comunicación. La sociedad es reducida a parámetros matemáticos, tal como Renato Descartes proponía, y luego tales índices e indicadores son modificados para modificar la sociedad, sin importar el Bien Común porque precisamente se desarrolla en daño a la sociedad, puesto que lo planteado es un mero instrumento.

El cálculo político atenta contra la verdad, la racionalidad, contra la moral y el sentido común, es frío y precisamente “calculador”, porque busca de algún modo en materia política sumar voluntades a una causa supuestamente buena, pero que utiliza medios malos, incluyendo el engaño. La remanida frase que representa y sintetiza al maquiavelismo de que “el fin justifica los medios”, puede tener un sentido bueno (por ejemplo, que si pienso viajar de Europa a América o viceversa debo tomar un buque o un avión, adecuando los medios al fin) pero generalmente es malo (v.gr. que X quiere desplazar a Y en su puesto como autoridad y no escatimará en causar daño para lograrlo). Por la vía incorrecta, en realidad se busca un beneficio personal con la excusa de procurar el Bien Común, y muchos adherentes se sumarán con ese mismo criterio de que el convocante logre su finalidad para posicionarse con él… así funcionan actualmente los partidos políticos.

La política, entendida en su sentido tradicional, clásico, se funda en la amistad social. En cambio, el cálculo político rompe las amistades, convierte las amistades en aliados e incluso en potenciales enemigos, y ello es fruto de una idea mecanicista de la sociedad, utilizando la estadística para la planificación y la probabilística para la prognosis, y siempre obviando la virtud de la Prudencia. Por ello, esta mala acción produce malos frutos, porque se justifican delitos de toda clase, ya que se trata de un mero pragmatismo puro, sin razón y sin corazón. Muchos historiadores y muchos periodistas contemplan el mundo de ese modo, y así es el fruto de sus trabajos… haciendo cundir esta visión en la sociedad que lógicamente se conduce a la “profecía autocumplida”. Y el otro problema del cálculo político, además, es su cortoplacismo, ya que conforme el dicho, “tiene patas cortas”. Claro que, el cortoplacismo en la vida de un país puede incluir algunos lustros sin variar su naturaleza.

Quienes ejercen de este modo el gobierno, o pretenden acceder de ese modo al gobierno, son desconocedores profundos de la ciencia y del arte de la política. Son tecnócratas desalmados. El cálculo político pone las pasiones y los vicios humanos en el sitial de la Prudencia, y el resto son sólo sus consecuencias. Lamentablemente, en las Universidades (todas, sea cual fuere, Católica, Pontificia o no), en lugar de Política se enseña cálculo político, como si fuese esta la ciencia.

Tras la síntesis del tema del cálculo político, para que quede clara mi posición, podemos entender que todo tirano en vez de ejercer la ciencia y el arte de la política desarrolla el cálculo político, y que todos los tiranos un día responderán ante Dios por el abuso que hagan de su poder. Cierto es ello. Sin embargo, a los súbditos nos queda obedecer y cumplir las órdenes buenas y las opinables, y desobedecer las órdenes que contrarían el Orden Sobrenatural abarcador del Orden Natural, es decir, todo aquello que daña o atenta contra la Fe y la salud espiritual propia y ajena, porque existe un Bien Común Sobrenatural encomendado a la Iglesia Católica y al cual es ella quien debe velar por el mismo. Más allá de la abrumadora y aplastante mayoría eclesiástica que actualmente entierra su Talento. Y es en este desacato donde aparecen los mártires cuando el régimen tiránico es violento, mártires que siempre han entendido que la muerte no es un mal, sino el acudir a la presencia de Dios que además es asumida felizmente porque el mismo martirio lo garantiza. ¿Acaso Sir Thomas Moore tuvo un “piso” para ser destituyente? Su destino es un modelo de acatamiento de la Ley del tirano, y de los límites de la ley del tirano, porque en el martirio se sigue el ejemplo de Jesucristo. Aquello que era en Sócrates el acatamiento de la ley hasta el sacrificio de la vida propia, adquiere sentido con Jesucristo al revelarse por Dios mismo la Vida en el Reino de los Cielos.

Las víctimas de un poder inicuo son mártires, y no pecan contra el amor de Dios, de la Patria y del prójimo cuando son masacrados. Pero no todos tienen vocación por el martirio. Algunos como San Vartan han sido luchadores, guerreros, pero que no “combatieron con todas sus fuerzas, de palabra y de obra”, sino que combatieron como instrumentos de la Gracia de Dios, con toda la fuerza que Dios les ha dado para que sean instrumentos eficaces, con la inspiración que el Espíritu Santo les ha brindado en el uso de su palabra y la Caridad que Dios les concedió en su obrar. De modo que la obra no es propia, sino para glorificación de Dios. Otra cosa sería pelagianismo o semipelagianismo, que reitero de ninguna manera interpretaré sus dichos en tal sentido, porque advertido del tema supongo que no incurre en ellos. Es decir, la política no es obra humana, sino que la política católica es instrumento de la Providencia de Dios para el bien de las almas, y no se halla desvinculado en este mundo el alma del cuerpo, ya que me prevengo de su acusación de “angelismo”. Y sin pretender ser Sancho Panza reiterando un dicho tras otro, lógicamente sostengo aquél que afirma: “a Dios rogando, y con el mazo dando”.

Pilatos “habría querido” liberar a Jesús, y así lo enseña el binario de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Lo hubiese liberado si no estuviera condicionado por su propio criterio, por su juicio propio, y por las presiones sociales (humanas y sobrehumanas) en las que se vio inmerso. Pilatos entregó a Jesús, Jesús fue condenado, y Pilatos siguió en su cargo. Estaba también Herodes gobernando cuando nació Jesús, mandó a matar a todos los niños y bebés para evitar que naciese el Rey de Reyes, y luego de su acto tiránico siguió gobernando. El origen del poder por el cual el tirano gobierna, es Dios mismo y trasciende al acto tiránico. El acto tiránico es a la sociedad lo que el libertinaje es a la persona en particular, que no pierde su naturaleza, sino que pierde la Gracia. El acto tiránico y el acto libertino en cuanto son desvíos de la conducta virtuosa, no vienen de Dios, involucran ambos una pérdida de la Gracia social o personal, pero en su naturaleza son sostenidos por El.

Respecto de la Argentina, que Macri no es la única alternativa para un “buen patriota”, hasta podríamos decir que ni siquiera es alternativa. Pero no veo un bien en el desplazamiento de personas viciosas para que asuman personas con otros vicios… aunque tengan excusas teológicas incluso. Resulta una obviedad que Macri es una “pieza del sistema” que trabaja con “cálculo político”, y que por ende responde a un parámetro nivel de mediocre hacia abajo que marca la aceptación de un porcentaje que apenas supera la mitad en un 50,X por ciento y el rechazo de la otra mitad pero apenas menor para mostrar su “disidencia” e incapaz de alcanzar el gobierno para una restauración integral, la cual está muy lejos de la intención de ese 49,X por ciento restante excepto en casos aislados. Precisamente el gobierno llevado a cabo mediante cálculo político instala a una línea de “mediocres para abajo” que lentamente degradan la legislación y las normas y con ellas a la sociedad misma de modo gradual, restando oposiciones y tornando un “ideal imposible” la restauración absoluta del Orden.

Ahora bien, si atribuye a mi diletancia intelectual a la “elucubración sobre Aristóteles y Santo Tomás”, será porque ha saltado el capítulo detallado en esta mi respuesta a su crítica. Y yendo a lo concreto: ¿Cuál es “el instrumento político para que los buenos lleguen al poder y gobiernen según la Justicia”? Reitero que Usted habla de que “lleguen al poder”, ignorando que Dios da a todo concebido un poder, ya que el poder es potencia, y al crear el ser de una persona lo dota de sus potencialidades y virtualidades. Creo que Usted confunde el “llegar al poder” con ocupar un cargo formal.

Aquí podemos hacer una analogía con los Derechos Reales, según entiendo. Veamos: el derecho de propiedad se alega y se ejerce, pero la posesión es un hecho. De este modo, resulta posible que una persona tenga el derecho de propiedad y otra la posesión concreta. Es más, gozando de la posesión completa durante veinte años el poseedor se convierte en propietario. La analogía reside en que quien tiene el derecho de propiedad es como quien tiene el cargo formal, pero el poder real resulta análogo a la posesión. De allí que al afirmar “llegar al poder” entiendo que es Usted quien pretende el “milagro” de que todo se solucionará porque todos “los buenos” habrán de llegar “al poder y gobiernen según la Justicia”. Entiendo además que eso es un mesianismo temporal con el cual la misma Iglesia Católica no está de acuerdo. Y ello en virtud de la tendencia al mal que todos los humanos tenemos con excepción de Jesús y de la Virgen María. De modo que no existirá un gobierno perfecto donde la paz y la justicia imperarán porque todos los buenos ejercen el poder. A lo sumo se lograrán reducir males y tendencias al mal, sociales y personales. Pero no más que eso. Se podrá crear un clima favorable para que la persona viva su dimensión Sobrenatural conforme Dios lo manda, lo cual no es poco, pero siendo orden humano y siendo la imperfección y la limitación propia del ser humano, no se puede prometer un “paraíso en la tierra”. Y mucho menos prescindiendo, omitiendo o considerando tácitamente el Orden Sobrenatural.

Ahora bien, el derecho de asociación no es negado, y cuando es negado deviene en clandestino pero resulta imposible de prohibir en forma absoluta por las tiranías. Que los buenos se reúnan con fines políticos no está vedado, y que se organicen tampoco. El obstáculo que Usted percibe, según entiendo, es la abulia. Pero no resulta tan así, porque si bien mucha gente puede estar de acuerdo en el sentido que deben tomar las acciones (supongo que un muy reducido número de entre ellos, casi inexistente, será el que vea el tema a la luz del Orden Sobrenatural), lo cierto es que diferencias personales, intelectuales y de significado de los términos empleados son impedimentos para la civilis affectio societatis. Y no escribiré politicae en la expresión, porque se la dejo al abogado colega periodista redactor de proclamas, Mariano Grondona.

De lograrse esa Asociación, ¿debe configurarse como un partido político? ¿Debe configurarse como una asociación de vecinos? ¿Cómo llegará al poder sin cumplir con las leyes que imponen formalidades a tal fin? O de otro modo, ¿buscará la destitución del Presidente o de otros gobernantes para sustituirlos por otros? Aclaro que ser destituyente no es delito, por las dudas que quieran acusar de semejante hecho, que puede ser o no ser, pero que no está tipificado en el Código Penal y por tanto se encuentra permitido.

Disiento respecto de su visión acerca de que rezar sea mera vocación contemplativa, porque la oración según entiendo es desenvolverse en la Gracia de Dios, dirigiéndose a Dios, e involucra una acción humana, es decir, un obrar, y que va más allá de una actividad mental intelectual o psicológica, sino que es una comunicación que abarca a toda la persona, implicando una circunstancia, un lugar, una posición incluso física y corporal porque la oración y los rezos no son de almas separadas o de ángeles sino de personas humanas. Y las personas somos la única sustancia compuesta de cuerpo y alma (excepción debida a que la sustancia es siempre simple, pero en el caso de la persona humana necesariamente es compuesta porque de lo contrario no hay persona humana, sino un mero cuerpo o un alma separada sin poder operar sobre un cuerpo, y la vitalidad de la persona, aquello que la define, es por tanto un compuesto sustancial). Esto por un lado. Pero por el otro, debe rescatar la dimensión de la acción como desenvuelta en el Orden Sobrenatural, y por tanto involucrada completamente y unida al Bien Infinito que es Dios al cual se busca mediante tal acto, y que necesariamente también debe entenderse como una comunicación con Dios, y por ende un rezo o una oración. Quienes desvinculan el Orden Natural del Sobrenatural, no podrán entender esto, y hay incluso quienes lo entienden intelectualmente y desestiman la acción humana práctica ordenada a Dios como oración. Que como dice el dicho benedictino, “Ora et labora”, convirtiendo la labor en oración.

Recuerdo una vez al Almirante Büsser afirmando que la Providencia no estuvo con la Argentina al momento de perder la Batalla de 1982. ¿Es la Providencia la que tiene que estar a favor de nuestras acciones, o resulta que es al revés? Y si resulta que es al revés… hay que hacer un replanteo de base, y no de mi parte precisamente.

Le comento que en mi domicilio carezco de elementos de respantigamiento, ya sea un apoltronado sillón, ya sea un elemento televisivo. Me he tomado el tiempo para responderle tan brevemente, debido a que estamos en el mes de enero, y muchos disfrutan de tiempo en unas soleadas vacaciones alejados de los problemas. De mi parte, sólo disfruto de tiempo, en vacaciones o no, para escribir lo redactado que supongo habrá tenido el tiempo de leer y seguir detalladamente, puesto que el texto va siguiendo uno a uno los argumentos de su respuesta de las cuales vendrían a ser una especie de “segundo traslado” o “segunda contestación”.

Supongo que habrá dispuesto de suficiente tiempo para leer todo el texto precedente, en estos calurosos tiempos veraniegos y vacacionales, en que la medida difundida por el Gobierno es que use el aire acondicionado a 24 grados ¿Habrá que acatar la medida o criticarla y desobedecerla?
No pretendo gozar de infalibilidad papal, como dije al principio, ni pontificar o despontificar nada. Son sólo reflexiones acerca de su respuesta… ahondando en los contenidos
Cordiales saludos
Emilio Guillermo Nazar

NOTAS:
    (*) DRAE, primera acepción, en su tercer término descriptivo que consta en el detalle de la diferencia específica de la definición, dado que cualquiera de los demás significados involucraría una grave confusión, y lejos ello está del proemio introductorio a lo que finalmente será la conclusión del colofón. Por otra parte, al contemplar la primera acepción del vocablo en el Diccionario, no entiendo cómo pueden sus autores pretender que sean compatibles como diferencia específica términos tan disímiles, tan distantes en su significación, lo cual muestra una carencia en tal sentido, que requiere de atención. Parafraseando a un expresidente argentino: “Por favor, un definicionólogo por ahí”. Vivimos en un mundo carente de lógica… y esto lo acredita. Por tal motivo, soy partidario de una Monarquía en Argentina, para poder establecer el Diccionario de la Tradicional Real Academia en Argentina, rescatando el DRAE de 1965 con sus definiciones para avanzar desde allí a la actualidad conservando la extraviada claridad de la cual otrora se gozara en el idioma.

    (**) Efectivamente, no hay error de tipeo. El término es mezcla de latín con griego, pero vale, según lo enseñaba el Profesor Argerami en sus clases de Introducción a la Filosofía. Considero a Sócrates como el padre adoptivo de los hijos de la Sabiduría para el mundo pagano, entendiendo por otra parte que la Sabiduría es Cristo mismo, a la vez que un Don del Espíritu Santo. Los no creyentes, tienen una vía directa para llegar a Jesucristo mediante el estudio de la vida y argumentos de Sócrates que han sido transmitidos por sus discípulos, y por los discípulos de sus discípulos (ya sea la Academia o el Liceo).



17/1/2017
Estimado Sr. Nazar:
He leído su frealmente extensa exposición sobre los asuntos que hemos tratado en nuestras respectivas cartas de la semana pasada. Creo que no cabe una respuesta igualmente pormenorizada porque creo que hemos llegado al punto en el que uno dice “sí” y el otro dice”no”. EL error de su escrito no está en todas las frases, sino en el contexto en que son escritas y posee Ud. una amplia capacidad para eludir el asunto o embrollarlo, haciendo inútil toda respuesta.  Lo lamento, pero le agradezco el tiempo que se ha tomado y le ruego no tome a mal lo que le digo.
Cordiales saludos
Cosme Beccar Varela


Estimado Dr. Beccar Varela:

En Corrientes lo llaman "emboyeré"

Para nada tomo a mal lo que Usted afirma. De hecho, consta en el proemio de mi último escrito. Es decir, su crítica en sentido coincidente se encuentra ya en el escrito remitido. De modo que ambos coincidimos en la misma apreciación

Cordiales saludos

Emilio Guillermo Nazar

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